Mañana me voy en busca de hielo, entrada la tarde me montaré en un avión que marcha a Noruega. Voy con Huarte a una zona nueva para nosotros, Oppdal. El comienzo del viaje parece que será de por sí una aventura, nos encontraremos en Barcelona para hacer nuestro primer traslado juntos al aeropuerto de Girona donde nos espera nuestro vuelo barato al aeropuerto Moss Rygge. Una vez allí habrá que apurar para trasladarnos a la estación de trenes de Rygge para pillar uno que nos lleve en algo más de una hora hasta Oslo desde donde otro tren, a lo largo de toda la noche, nos llevará a Oppdal. Hora de salida de Barcelona 1pm, hora de arribo a Oppdal 5am.
Nos vamos a Noruega para escalar en hielo con mejores condiciones que las actuales en el Pirineo; en las últimas semanas las temperaturas en España han sido muy altas para nuestras pretensiones y el riesgo de aludes sigue siendo también alto. Nos vamos por que como repiten muchas voces “..para el hielo, aquí el invierno se ha acabado..”
Hace solo un instante he abierto las persianas y mirado por la ventana, incrédulo he sacado la mano y muchos copos de nieve han venido a estrellarse sobre ella, un soplo gélido me ha envuelto mientras desaparecían delante de mi congelada mirada, nieva en Barcelona, nieva con muchísimas ganas, quizá demasiado. Veo desde el segundo piso, que en realidad es un 4to, los arboles de la calle Balmes vestidos de blanco y los techos de los coches que transitan temerosos vienen cubiertos por la nieve, los truenos comienzan a retumbar y la misma emoción que me alegra al ver como la naturaleza invade la ciudad termina preocupándome; mientras pienso que hoy no será necesario escaparse a correr por las playas me pregunto si habrán suficientes quitanieves en la ciudad y si hoy la gente habrá salido de casa con cadenas, me queda claro que no, la fuerza del viento sacude el manto blanco que se precipita sobre la ciudad y esto ni siquiera es bueno para salir a esquiar por las Ramblas, la escena me ha despertado, me ha transportado a Escandinavia y aún tengo mil cosas que terminar de preparar, veo tras la ventada que el invierno puede ser muy crudo, sobre todo en Noruega y está claro que aún no ha terminado, vuelvo a pensar en mis razones para el viaje y no dudo acerca de que nos vamos a Noruega porque si no es el mejor lugar en el mundo para escalar en hielo, está muy cerca de serlo; comienzan a sonar las sirenas por la calle en señal de alerta, el viento y la nieve cobran hoy un protagonismo total, siento como el frío nórdico ha venido a buscarme hasta la playa mediterranea para ambientarme a lo que me espera, el temporal de nieve me ha despertado antes y mucho más de lo que esperaba.
Hace dos inviernos escalé con mucha ilusión en la famosa zona de Rjukan, sin duda uno de los paraísos del mundo entero para la escalada en hielo y quizá la zona más promocionada de Noruega. Mis memorias de esa experiencia vienen acompañadas de incontables colmillos verticales que caen por gargantas rocosas hasta el fondo del valle, mi mente me lleva a pasear junto al colorido de los escaladores que contrasta con los blancos bosques y las lagunas heladas, me veo jugando con sus escarchadas montañas, nos veo persiguiendo las mejores condiciones para escalar, y todas estas imágenes cargadas de frío me arrastran a seguir soñando con los ojos abiertos. Revivir las buenas sensaciones de hace 2 años siguen siendo una recurrente invitación a volver, una invitación que por fin vuelvo a aceptar con las mismas ganas que la primera vez. No volvemos a Rjukan en esta oportunidad, pero si que volvemos a Noruega, y esta vez, nos vamos a un lugar más aislado y solitario, más al norte, más frío.
Se lo poco que se puede saber de Oppdal por nuestra amiga finlandesa Urpu e Internet, nuestra anfitriona radica allí y lo recomienda, nos conocimos en el Medical Camp del Denali (Mckinley) y celebramos juntos la cumbre de Alaska y Norteamérica en el pueblito de Talketna con unas enormes hamburguesas y cervezas, le contamos que justo veníamos de haber escalado en Rjukan y nos convenció de ir a probar el hielo de Oppdal, casi dos años más tarde estoy casi listo para ir; ahora ya sé que tienen una buena estación de ski en la zona y que las vistas del macizo de las montañas Trollheimen deben ser espectaculares, encontré fotos de algunas cascadas de hielo guapas que hemos puesto en una lista de proyectos que nos motivan, pero ¿cómo será realmente Oppdal? es una incertidumbre total, una incertidumbre que me motiva como todo viaje que se comienza justamente sin mayor propósito que descubrir y verte sorprendido por algo distinto y nuevo. Tras revisar el snow-forecast acepto que nevará algo toda esta semana, harán vientos de unos 25km/hora y temperaturas de -3 a -8, el sábado pasado hacía -26 en la zona, se también por la experiencia previa en este país que todo es carísimo y que nuestro presupuesto hará de este viaje un record en los Low Cost a Noruega, dudo que comamos grandes hamburguesas y bebamos cervezas.
Enciendo la TV y veo el caos generado en toda Catalunya por el temporal, Javi me llama y me dice que no tiene transporte público que le permita llegar a una hora que no signifique perder el avión y que vendrá en su coche, como sea, desde Pamplona; me apuro a volver a mirar la meteo para mañana y entre mis búsquedas veo que de momento es imposible cualquier transporte de Barcelona al aeropuerto de Girona, estoy atrapado, reviso el estado de nuestro vuelo con Ryanair y todos los vuelos de hoy y los de mañana con salida programada hasta las 10am están cancelados, lo que pase luego es incierto, el vuelo a Noruega sale a las 4:15pm y nuestra aventura en el gélido invierno de Escandinavia parece que comienza un día antes.
Fotos: «De camino al Norte» (Norway 2010) son del viaje a Rjukan (Noruega 2008)