A veces, no basta.
Con solo susurrar California, basta para que piense en la libertad y la frescura de sus playas y cascadas, en lugares increíbles y sagrados como Yosemite, …verdaderamente basta decir Yosemite para decir mucho, basta decir California para que Rock Creek y las Sierras Nevadas vengan a mi mente, nueva-mente.
Aquel lugar, aquellas sensaciones, aquel bosque en el desierto que deje atrás hace poco más de un mes. Ese rincón secreto en las montañas al que he tenido por tres años la oportunidad de volver, …la suerte de retornar cada verano a compartir con una comunidad de personas venidas de todo el mundo, vagabundos de todas partes, provenientes de culturas tan distintas a la mía, y con tanto en común, decenas de miradas y sonrisas motivadas por aprender cada vez más y dar su granito de arena para lograr lo que entienden por un mundo mejor.
He dicho que a veces basta con llamar a las cosas por su nombre, pero como logramos resumir la alegría? la amistad? o el amor que sentimos? con tan solo palabras. Como comparto aquellos encuentros especiales? Como describo lo que siento en este preciso momento al recordar lo vivido, lo inexistente, el pasado? Como lo hago con tan solo referencias, ideas y significados?
Cada encuentro en mi camino, cada mirada, cada sonrisa, me dice mucho más de lo que puedo decir acerca de ellas. Cada “etiqueta” y significado, mutila mi experiencia. Acaso alguien puede describirme quien es, solo con palabras? O que somos, con “exactitud”, solo usando conceptos, creencias, solo con la ayuda de nuestra mente.
Mi mente, no puede. Al menos esto ya lo sé. Así, ahora, tras aceptar algo tan evidente, me veo obligado a vivir, a estar en el presente, prestando toda la atención que puedo cada vez que mi mente, se calla.
…Y cuando esto sucede, la vida no se me escapa.
A mi mente la observo a menudo y confieso que muchas veces la encuentro ridícula, reduciendo lo “indescriptible” y lo “inmenso” al mundo en miniatura de las murrallas de sus palabras y pensamientos, la observo en su imparable locura de darle un significado a todo.
Es increíble cuan a menudo me encuentro vagando en pensamientos, arrancado de la vida, dominado por una herramienta, una que constantemente queda descalibrada, distorsionada por mis experiencias pasadas y expectativas futuras. Una herramienta que se aprovecha de mi incompetencia para decidir cuando utilizarla adecuadamente o cuando dejarla de lado si no la necesito, si no me basta para entender y mucho menos describir, la verdadera naturaleza de las cosas.
Podría escribir mucho sobre Rock Creek y las Sierras Nevadas de California, podría contarles sobre tanta gente especial y todo lo aprendido en el desierto, pero prefiero finalmente naufragar en los profundos ojos de Ella, …podría llamarla por su nombre, …pero es tan “indescriptible”, que solo quiero recordarme a mi mismo,… bajo tu sombra, con aquel marco infinito de estrellas como horizonte, acariciado solo por el suave viento, sin mas ruido que el tímido sacudir de las hojas y un cálido aliento. Prefiero recordarme envuelto por aquel momento, en las montañas, en California, libres, salvajes, en aquella noche iluminada solo por el universo, lejos de la fogata y la gente, en un instante inolvidablemente nuestro, un presente pasado, ahora inexistente.
Donde estas? …Aquí? Que hora es? …Ahora? A donde te ha llevado tu mente? Quien lee mis palabras, tu o tu mente?
Leí entre tantos libros algo que no se encuentra en ellos. Decía algo así como “…saca la basura, saca todo aquello que te aleja de lo único que tienes, este espacio, el –aquí-, y este preciso momento, el –ahora-, tira todo lo que te arranque de la vida, que no es otra cosa que el presente, …saca la basura”, calla tu mente.
En Rock Creek, estuve allí, …en las montañas de California, no llame a las estrellas por «su nombre», ni le dije viento al viento, …y realmente para ser sinceros no estuve en «las montañas», solo las sentí, y lo logré junto a ti.
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Apus, Montañas Sagradas 
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